miércoles, 20 de enero de 2010

UN PARAGUAS DE DISEÑO, UNA VIEJA LISTA Y LOS REYES MAGOS




Mi amiga monica trabaja en una agencia de viajes cerca de mi peluquería y al bajarse del autobús me dijo:
"Mira, se han dejado un paraguas olvidado, ¿necesitas un paraguas?".
Así que lo cogí y al bajarme, tres paradas más tarde, miré a mi alrededor con aire sospechoso .
Era un paraguas muy bonito de diseño, negro con unas rayas casuales y un mango de madera cojonudo. Se abría como por arte de magia y no tenía agujeros. Al entrar en la peluquería lo dejé en el paragüero y me olvide de él. Estábamos a 5 de enero y por la tarde estuve pensando que el paraguas era mi regalo de reyes. Nunca había tenido un paraguas tan caro porque los paraguas están en el número 3031 de mi lista de prioridades, detrás de los pijamas de seda y las gorras con orejeras. Siempre he usado los que robaba en los bares y ahora los que compro en los chinos. Luego los tiro a la papelera cuando se dan la vuelta por el viento o me llueve dentro por los agujeros. A veces se los regalo a algún pobre de los que piden en la calle, que casi nunca muestran síntomas de agradecimiento.
Por la noche llovía y hacía un frio del demonio y yo en la parada del autobús con mi paraguas. Y más frio y más agua y la parada vacía y el autobús que no llegaba y la calle desierta y los coches que no pasaban.
Después de media hora de espera me cabreé tanto que destrocé el paraguas contra la farola. Sí, ya sé que es irracional, o subnormal; pero a veces se desarrolla esa bola de nieve cabreada en la cabeza sin que podamos hacer nada para pararla; ni pensar en un arroyo en el campo ni en el cielo azul ni en anuncios de compresas ni nada de nada . Pensé que de la misma manera que destrocé el paraguas hubiera podido matar a alguien si no fuera por la posibilidad de la cárcel con sus pastillas de jabón que se les caen a los presos en la ducha. Entonces advertí la presencia de una anciana con aspecto de proceder de un pueblo sin luz en la lejana montaña y estar pasando las navidades con sus hijos." Mira cómo has dejado el paraguas, parece mentira", me dijo.
"Es que no viene el autobús y llevo media hora esperando".
"Ah, bueno, si no viene el autobús..."
"El autobús no pasa por culpa de la cabalgata de reyes" dijo el niño que había en la ventana del primer piso de la acera de enfrente, que seguramente había contemplado fascinado mi momento de furia.
"¡Me cago en los reyes magos!"
A la vieja le dio la risa. "Claro, como no viene el autobús...,a tomar por el culo el paraguas" ,volvió a decir mientras se iba. Se reía de mí, la hija de puta.
Me quedé mirando el paraguas roto. "¿A quién voy a matar yo, joder?". La bola de nieve de mi mala hostia desapareció, me puse colorado como un centollo y llamé a un taxi.

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