miércoles, 31 de agosto de 2011

CONGOROCHO


Todo el mundo me pregunta si tengo madre, incluso Marisa dudaba que la tuviera. Pero no me preguntan si mi madre aún vive, sino si la tengo; y no creáis que esto es reciente sino que me ocurre desde que  empecé a moverme en solitario por el mundo. En el instituto, en el servicio militar, en los bares, en el trabajo. En cuanto creen que tienen la confianza suficiente  me lo sueltan a bocajarro. Un día, hace miles de años, un compañero de clase se cagó en mi puta madre y al mostrarme yo ofendido me dijo:
- ¿A ti qué más te da si no tienes madre?
- ¡¡PUES SÍ QUE LA TENGO, IMBÉCIL!!
- A ver...
Me pilló desprevenido, no la tenía ahí mismo para enseñársela y las ideas se me confundieron en la cabeza. Tenía que haberle dicho que me enseñase la suya pero en ese momento no se me ocurrió.
Otro día, en el bar, la hermana de un tipo con el que hablaba a veces del tiempo mientras tomaba el vino de antes de comer se me quedó mirando con cara de pitonisa borracha y me dijo que ya sabía lo que me pasaba y luego me agarró la mano y me dijo que mi madre existía aunque yo no la conociese. Se le llenaron los ojos de lágrimas y casi me contagia, la hija de puta. Durante el servicio militar un sargento me pilló durmiendo en la garita, mientras hacía la guardia, y me dijo:
- No te voy a arrestar porque yo tampoco tengo madre y me suele entrar sueño durante las guardias.
Un psicólogo que me entrevistó para averiguar por qué llevaba 22 años sin cotizar a la seguridad social  y comprobar que no tenía alguna minusvalía por la que poder cobrar una pensión, me pregunto que si vivía mi padre, obviando a mi madre.
Marisa no me preguntó nunca por mi familia y cuando, dos meses después de empezar a salir juntos, le dije que iba a ver a mi madre, se mostró sorprendida, porque creía que no la tenía.
- Me cuesta verte como un niño al que una madre pueda querer- fue su explicación.
Fuimos juntos a verla al asilo. Al verme se puso muy contenta y gritó:
-¡¡LO COJO TODO COMODORO!!
Luego estuvo todo el rato callada y cuando nos fuimos se despidió:
-¡¡congorocho!!
-¿Qué le pasa a tu madre?- me preguntó luego
-Solo dice palabras que lleven  la "o" en todas las sílabas.
- Ay...Vaya...¿Demencia senil?
- Eh , no, yo siempre la conocí así.
Por alguna razón, Marisa no quiso saber más y, si me lo permitís, yo voy a seguir guardando el secreto algún tiempo.
En la imagen, página 1 de 2.

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