domingo, 29 de abril de 2012

LA PUTA SU MADRE Y LA MIERDA EL NIÑO


Este armario pesa la puta su madre; hace un frío o calor de la puta su madre; tengo un sueño de la puta su madre; tengo una resaca de la puta su madre; tengo una borrachera de la puta su madre...
Esta expresión autóctona asturiana ( en realidad no sé si lo dicen en algún otro sitio, me atrevo a aventurar que quizás en Galicia o País Vasco tengan alguna parecida) resulta absurda y brutal para los foráneos y, si la analizamos bien, también para los nativos curiosos. "Pesa la puta su madre" . La puta su madre. La puta su madre. La puta su madre. La puta su madre. A medida que repetimos la expresión caemos en la cuenta de que difícilmente puede sustituir a un adjetivo o adverbio de manera coherente, aún así, voy a hacer una propuesta arriesgada, sin haber buscado el tema en google, de cuál puede ser el origen de este dicho insensato: Cuando cargamos con el armario, tenemos frío, sueño o una resaca, seguramente podríamos decir sin atentar con las leyes de la gramática y la coherencia en general: "Me cago en la puta su madre, cómo pesa este armario" o bien "Me cago en la puta su madre, qué resaca más grande tengo". De alguna manera, el vulgo, en un surrealista intento de economizar gramática, convirtió a la puta su madre en adjetivo o adverbio. Pero aún usándola como pudo ser en sus orígenes, la expresión sigue sin ser coherente porque seguimos sin saber en la puta madre de quién nos estamos cagando y si realmente se le puede atribuir alguna culpa en las circunstancias que nos exasperan. Por eso  propongo una nueva expresión que pone las cosas en su sitio ya que la culpa de todo no la tiene la puta madre de nadie sino la mierda el niño:
Este armario pesa la mierda el niño.
Suena raro, ya lo sé. Denle tiempo a que se extienda y cuaje.

sábado, 28 de abril de 2012

¿QUÉ TIENE DÉBORA EN LA CABEZA? PÁGINA 1 DE 5

 ¿Qué tiene Débora en la cabeza? PÁGINA 1 DE 5. El que me de la respuesta que más gracia me haga se lleva un original que le envío por correo. Un erizo en el bosque a lapiz y grafito.

jueves, 26 de abril de 2012

VER LOS LADRILLOS


¡¡COME PAN!!


Había quedado con mi Marisa a las 8 en el bar "La Moral", que es un sitio precioso con cuadros de payasos que conviven en las paredes con posters de pressing catch y un retrato de Belén Esteban susceptible de haber sido realizado por la mujer del dueño, que se encarga también de la cocina. El cuadro está hecho con amor y dedicación y tiene los brillos de las pupilas primorosamente pintados con dos pequeños brochacitos blancos. Se reconoce en seguida a la princesa del pueblo porque en letras bien grandes está pintada en mayúsculas la siguiente leyenda: BELEN ESTEBAN. LA PRINCESA DEL ¡¡PUEBLO!!.  Mi Marisa había quedado con una amiga a la que hacía tiempo que no veía y  le sugerí que era mejor que yo no fuera a la cita porque seguro que tenían muchas cosas que contarse pero lo cierto es que me dan mucho repelús las reuniones con antiguas amigas a las que no conozco porque se me quedan mirando con los ojos muy abiertos y esas bocas sonrientes llenas de dientes, como esperando que despliegue mi simpatía de primera toma de contacto. Allí estaban las dos; mi Marisa de espaldas y la chica de frente a la puerta. Cuando me vio entrar pude detectar como una especie de rictus de terror y la oí susurrar, con mis superorejas: "Ay, Dios mío, viene hacia aquí". Marisa ya me había advertido que su amiga tenía una especie de fobia hacia las personas que le daban asco y se me ocurrió pensar que detrás de mí había alguna persona de esas características. Detrás de mí no había nadie y cuando hice el ademán de sentarme con ellas la chica se puso a mirar al suelo con una especie de tensión psicótica. Marisa nos presentó pero la chica estaba paralizada y de repente comenzó a emitir una especie de hipo muy mecánico y casi forzado. Marisa y yo nos miramos y, después de hacernos un significativo gesto que solo nosotros conocemos y que consiste en mover las orejas yo y sacar la punta de la lengua ella, me levanté  para irme asegurando que se me habían olvidado las pastillas de la alergia, pero antes me metí en la boca uno de los pinchos de tortilla y después de masticarlo un poco me  saqué de la boca el bolo alimenticio y lo coloqué en el plato junto a los otros pinchos."¡¡SE PASARON CON LA CEBOLLA!!", dije, y me di la vuelta y me fui.
En el bar "Bromas" había dos tipos patibularios tras la barra que me miraron como si estuviera invadiendo su territorio. Era un sitio oscuro de paredes desnudas y unas escaleras que descendían hacia las mazmorras donde estaban hacinados los cadáveres de los clientes despistados que entraban en el local. Me puse mis gafas de montura amarilla y cristales anaranjados para que todo me pareciera más amable y pedí un vino. Emergió entonces de las  escaleras un tipo con  la cara grandota, los ojos juntitos, la frente diminuta y una oreja desabrochada y la otra no. Se puso muy cerca de mí:
- Estoy como la pija de un mono señor, ¿me invita a una cerveza?-  me dijo.
-...
- Acabo de salir de manicomio, señor, estoy como la pija de un mono ¿me invita a una cerveza, señor? Estoy como la pija de un mono y me encerraron porque le corté el cuello a mi hermano que siempre se comía las patatitas a pesar de llevarme solo 1 año. ¿Me invita a una cerveza, señor? Se pensaba que se podía comer todas las patatitas él solo porque me llevaba un año y era mayor pero yo soy más grande que mi padre y le corté el cuello. ¡¡Come pan!!, decía ¡Come pan!.
-...-Yo no decía nada
-¡¡come pan!!, decía , y no me dejaba coger de la bolsa de las patatitas porque se pensaba que al ser mayor que yo tenía más derecho que yo a comer las patatitas ¿me invita a una cerveza, señor?.
-Si vienes conmigo te puedo presentar a una señoritas que invitan a cerveza.
"¡Come pan!" , repetía entre risas el hombre de la mazmorra mientras nos encaminábamos al bar "La Moral".

miércoles, 25 de abril de 2012

DENTRO DE MI CUERPO HAY UN SEÑOR PIDIENDO VINO

Eso que todos hemos pensado alguna vez sobre la posibilidad de que nuestro organismo albergue pequeños microcosmos con sus planetas habitables y sus civilizaciones y que a su vez nosotros formemos parte de un macroorganismo superior que caga y juega a las cartas y se masturba. PÁGINA 1 DE 4.

domingo, 22 de abril de 2012

SUBNORMALÍN

En mis cómics, sobre todo en los de los zoquetes del bar, se usa siempre la palabra subnormal como insulto porque es mi manera de hacer que los personajes resulten mezquinos. Nunca me he parado a pensar si era políticamente correcto ni creo que a nadie deba importar el comportamiento de mis muñecos. Por eso el otro día me sorprendí escandalizándome inconscientemente al ver un documental de 1992  sobre la guerra de los balcanes que hablaba de una familia que tenía(cito textualmente) un hijo subnormal y lo habían perdido todo. Decía subnormal, no disminuido psíquico, y ahora es impensable escuchar una noticia redactada de ese modo. Lo que me pregunto es si la palabra subnormal ha pasado al campo semántico exclusivo de los insultos sinónimos de tonto o idiota  y ya no define una tara o enfermedad y si el uso de la expresión "disminuido psíquico" es un acierto o una cortina de humo.
La definición de subnormal en la RAE:" Dicho de una persona: Que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a lo normal"
La definición de subnormal en wordreference: "adj. y com. [Persona] afectada de una deficiencia mental de carácter patológico:la palabra "subnormal" se suele usar como un insulto."
Nota: Yo no tengo ninguna opinión al respecto, a lo mejor porque es domingo , me acabo de levantar de la siesta y siempre he sido un poco subnormalín para estas cosas de la corrección y el lenguaje discriminatorio. 
En la imagen, página 1 de cuatro con personajes que se ajustan a cualquiera de las definiciones de la palabra en cuestión.

jueves, 5 de abril de 2012

BUS 1, PARA ISSUU


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En el autobús te lo puedes pasar de puta madre, lo que pasa es que siempre estás con los cascos puestos en vez de poner la oreja a lo que dice la gente. Las gente habla por el móvil a viva voz porque quieren desprenderse del aurea de anonimato que les acompaña cuando van solos en ese viaje que hacen 3 y 4 veces diarias. Ellos quieren que tú sepas que no son seres anodinos que viajan en un autobús y quieren que conozcas su vida privada que en algunas ocasiones no tiene desperdicio y en otras es todo desperdicio.

martes, 3 de abril de 2012

EL SIMIO GIGANTE QUE ARROJÓ LOS BLOQUES AL MUELLE


Sé que algunos os preguntáis a menudo cómo es posible que una mujer emocionalmente estable y sofisticada como Marisa haya podido fijarse en un tipo estrafalario y desequilibrado como yo y la verdad es que eso es algo que yo también me pregunto frecuentemente pero jamás se me ha ocurrido preguntárselo a ella por si acaso se lo pregunta. La verdad es que yo no siempre fui así y además de pelo tenía, cuando era un preadolescente enamoradizo, unos ojos soñadores y un corazón melancólico. Sí, como habéis oído. Yo fui joven y tuve un corazón galopante que se emocionaba. Marisa debió notar ese fuego interior cuya llamaba se aviva a veces y aflora a través de mis ojos de cincuentón estupefacto. Nunca se lo he dicho a nadie pero la verdad es que con doce o trece años frecuentaba el muelle y me gustaba pasar las horas muertas sentado encima de aquellos bloques rompeolas que se acumulaban caprichosamente como arrojados al azar por la mano gigantesca de un enorme simio de inteligencia sobrenatural (¿cómo, si no, habían llegado hasta allí? ¿arrastrados por la corriente?). Me sentaba en uno de aquellos bloques y me preguntaba por qué el simio, ya que era tan listo, no los había colocado de forma organizada aprovechando para hacer con ellos algún tipo de construcción coherente, como,  por ejemplo, varias torres de 90 o 200 bloques dispuestos verticalmente, alzándose orgullosas y desafiando tormentas y marejadas. "Ay, ¿por qué no lo habrá hecho, ese simio holgazán?", pensaba, dejando que mi mirada se perdiera en el horizonte. Y la melancolía y la nostalgia de lo que pudo ser se apoderaba de mi alma, sensible y quebradiza como un gorrioncillo que se ha desplomado a causa del calor sofocante de un día de verano y  agoniza palpitante acechado por las hormigas.
Pero a veces me sentaba en uno de aquellos bloques y no pensaba en nada especial. Miraba las gaviotas mecerse en las corrientes de aire y pensaba: "Hay que ver, hay que ver, como vuelan esas gaviotas, meciéndose en el aire". Y así transcurrían las horas y de vez en cuando pasaba una gaviota y pensaba otra vez: "Hay que ver, hay que ver, como vuelan esas gaviotas, meciéndose en el aire". O las olas iban y venían y me mojaban  los pies al romper y pensaba " Hay que ver, las olas, como vienen y van y rompen y me mojan los pies". Y este pensamiento se adueñaba de mi mente en un bucle infinito hasta que advertía la presencia de un zurullo que flotaba, juguetón, entre las olas y pensaba en el zurullo solitario navegando a la intemperie y en lo a gustito que debió estar en los intestinos de alguien y me decía: "Ay, ese zurullo que se mece solitario, hay que ver".
A mi primera novia la llevé a esos bloques, que fueron testigos de cómo se me rompía el corazón por primera vez. Cuando le expliqué el asunto del simio holgazán y me lamenté con mis ojos soñadores clavados en sus ojos azules y dije "Ay, ese simio holgazán, hay que ver", no me dejó explicarle lo de las gaviotas, las olas y los zurullos y se fue corriendo como si se hubiera sentido amenazada. Me quedé allí solo,  pensando : " Ay, esa chica, como corre..."
Así que el otro día quise compartir mis sentimientos con Marisa y explicarle todo esto como os lo acabo de explicar a vosotros y después de tomarme 15 o 20 vinos para envalentonarme hice que se sentara en el sofá, le cogí las manos y le dije:  
- Marisa, hay algo que nunca te he contado sobre mi adolescencia y que ahora quiero compartir contigo.
- Ay, Mariano, qué mal te sienta siempre el vino, como me vuelvas a contar la mierda esa del simio gigante que arrojó los bloques al muelle, duermes en el sofá.
No recordaba habérselo contado nunca. Lo juro.