miércoles, 5 de diciembre de 2012

MARIANO Y LA CHARCUTERA

Relato inspirado en esta ilustración de Oskar Blanco


-Marisa, la charcutera me llama Marianico y no sé por qué.
-A lo mejor es maña.
-Lo que no entiendo es por qué se toma esas confianzas conmigo.
-A lo mejor es porque te pasas el tiempo muerto en la charcutería opinando sobre embutidos y metiéndote con los clientes.
-¿Y tú que sabes?
-Porque me lo ha dicho una cajera amiga mía. Una que te tiene miedo porque te quedas hipnotizado mirándola y te tiene que preguntar tres veces que si quieres bolsa y te quedas ahí como un gilipollas. Se ve que estuvo preguntando por ti a otras compañeras por si eras un tarado peligroso y la charcutera le dijo que te faltaba una garcillada pero no eras peligroso, que a ella también le pasaba lo mismo contigo hasta que un día se le ocurrió salir del mostrador y agarrarte de la oreja y preguntarte “¿Pero qué miras tú, tontorrón, que te gusta tanto mirar?” y a todas las clientas que había, que también estaban un poco tensas en tu presencia, porque al parecer dejas escapar algo de saliva y la mandíbula te cuelga un poco, les entró la risa y una tuvo un ataque de tos y casi no podía respirar. Entonces, al  parecer, corrígeme si me equivoco, tú dijiste que no se rieran de ti, que se habían muerto tu mujer y tus hijos en un incendio hacía tres meses y que se les veían todos los piños a los cadáveres carbonizados y las pobres te miraron con compasión y  luego contaste unos chistes de Jaimito y después les explicaste que había una pasta italiana muy rara que tenía forma de radiador y que por eso se llamaban radiatori y que estaban en oferta y habías comprado 10 paquetes y que los plátanos también estaban en oferta y te habías comprado 30 kilos aunque no estabas muy seguro de si se estropearían antes de comértelos todos. Y la charcutera, al parecer, estuvo un tiempo arrepentida de haberte dado confianza porque ahora siempre te pasas por allí a darle la brasa a quien te quiera escuchar y a quien no quiera también.
-…-No dije nada.
-¿Cómo quieres que la charcutera no te llame Marianico?
Os juro que no pienso volver a ese antro de chismosas. Y los chistes no eran de Jaimito.
 

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