martes, 1 de abril de 2014

Impertinencio dixit: Podemos poder

Me conozco muy bien a mí mismo como para no saber que el homúnculo que me dirige se está partiendo el culo con la absurda teoría de que PODEMOS entre todos. El homúnculo sabe que todavía hay muchos españoles para los que el drama de esta crisis consiste en no poder cambiar de coche y su objetivo a largo plazo es poder cambiar de coche cada tres años, volver a  hacer funcionar la maquinaria que nos trajo hasta aquí. El homúnculo sabe que llevo desde que era niño asociando libertad con consumo y, pese a que llevo años reseteándome, a veces me  siento tan feliz y optimista que el homúnculo interviene. En realidad, cada vez que me compro cualquier prenda de más de 50 euros o un libro que no voy a leer me lo dice. Pero mis pequeñas vanidades no son nada. Hay por ahí quien quiere triunfar con mayúsculas. TRIUNFAR a costa de quien sea. Y quien quiere triunfar con minúsculas, ser un peón esclavo del “que me quede como estoy”. Y no son pocos.
—Oh, la Coca-cola ahora es el crimen organizado porque cierra una tienda al lado de tu casa —me dice el homúnculo— cuando lleva años siendo el Corleone de las bebidas refrescantes. No hay ni pizca de heroísmo en los cabreos de alguien que solo levanta el puño cuando tocan sus ahorros.
Qué cabrón, el homúnculo. Le voy a poner nombre: Impertinencio.
Ayer me lo decía también en ese evento de las primarias que organizaba PODEMOS en Gijón. “Fíjate, dicen que TODOS SABEMOS QUE NOS GOBIERNAN SINVERGÜENZAS Y QUEREMOS QUE LA COSA CAMBIE. Anda ya, tú conoces a 10 o 12 millones de personas que pasan de esto como de la mierda y que ni quieren cambios ni los necesitan. No los ves nunca, no sabes sus nombres ni tienes sus teléfonos, pero los conoces”.
La verdad es que tiene razón, el hijo de puta de Impertinencio. Pero no voy a ser yo el descreído que ponga zancadillas a la utopía. Lo he amordazado un rato y me quedo con que PODEMOS PODER.

No hay comentarios: